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Ni Mamut Ni Mastodontes:

GONFOTERIOS

Los proboscideos que habitaron en la Laguna Taguatagua...

 

Al momento de pensar en el hito más relevante en cuanto a la Historia, el Patrimonio y/o Cultura local de San Vicente, naturalmente la imagen de los elefantes prehistóricos descubiertos en la Laguna Taguatagua es uno de los hechos que sin duda más llama la atención de la comunidad y sobretodo del visitante.

 

En ese sentido, la escultura de un “Mastodonte de Humboldt” ubicada en la plaza de armas de la ciudad, la producción de artesanía local alusiva a esta temática y la identificación de diversos emprendimientos locales con el nombre y la figura del “Mastodonte” y/o “Mamut”, entre otros ejemplos, nos permiten reafirmar este acontecimiento, sin embargo también ponen de manifiesto la falta de conocimiento e información precisa en torno al tema disponible para el público en general, considerando su relevancia cultural y turística a nivel local, como así también su importancia a nivel mundial visto desde una plano científico multidisciplinario.

 

De esta forma y con el afán de ser legible tanto para todos, nace esta sección denominada “Gonfoterios, los proboscideos primitivos de la Laguna Taguatagua”, consistente en una revisión bibliogrfica realizada por el Grupo de Acción Ecológica y Conservación AÑAÑUCA en torno a estos partientes de los elefantes que caminaron por Chile Central.

 

 

Origen y Evolucion de los Proboscideos

 

La Historia natural de la orden Proboscidia recorre 58 millones de años. El norte de áfrica, donde se desenterró el proboscídeo más antiguo, podría ser uno de los centros de radiación. Posibles rutas migratorias se pueden trazar desde áfrica hacia Eurasia. Asia central y partes de Europa también podrían haber sido centros de radiación, a través de los cuales los linajes se dispersaron a otras partes del globo (Osborn, 1925; Shoshani, 1998).

La evolución de los proboscidios ocurrió asociada a un notable incremento de su tamaño corporal, cambio en la forma del cráneo, aumento del tamaño del cráneo, de los molares, defensas (incisivos hipertrofiados), asociados a cambios en los tejidos blandos y modificaciones fisiológicas (shoshani, 1998). Shoshani & Tassy reconocen 175 especies y subespecies de proboscidios clasificados en 42 géneros y 10 familias, incluidas las formas extintas y vivas.

Romer (1966) señala que estos mamíferos han habitado los ambientes más diversos, a veces extremos, incluyendo ambientes semiacuáticos, selvas tropicales, sabanas y tundras, logrando una amplia distribución geográfica. De estos proboscídeos, los mastodontes sobrepasaron a los elefantes verdaderos en su migración mundial, que se desarrolla con gran rapidez por Eurasia, América del norte y finalmente una de sus ramas alcanza Sudamérica (osborn, 1925; prado et al., 2003; corona et al., 2006). Este evento ocurrió cuando la tectónica de placas dio paso a la formación del istmo de panamá, provocando la masiva difusión de flora y fauna. Tal evento es llamado el gran intercambio faunístico americano y ocurrió hace 2,5 millones de años atrás (plioceno superior) (Webb, 1978;1991). De esa migración solo la familia Gomphotheriidae tiene registros en Sudamérica (Cabrera, 1929; Hoffstetter, 1950). 

La familia gomphotheriidae es muy numerosa y es cosmopolita. Aunque esta familia esta extinta, vivieron en todos los continentes con excepción de la Antártida y Australia, desde el mioceno inferior hasta el fin del pleistoceno. Está representada en el registro fósil por 16 géneros (Tamayo et al., 1980). 

Estos y otros mamíferos gigantes, denominados coloquialmente Megafauna, dominaron el Pleistoceno Superior (en los últimos 100.000 años) hasta el límite Pleistoceno – Holoceno (10.000 años), en donde las oleadas de extinciones mermaron y dejaron en el olvido a esta espectacular fauna (wroe et al., 2004).

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